“En nuestros pulpitos falta calidad espiritual. Es algo patético, y lamentable, ver a los hijos de Dios sentados a la mesa del Padre y desfalleciendo de hambre. Se confirma la sentencia de Wesley, “La ortodoxia o correcta opinión, es, después de todo, parte muy endeble de la religión. Si bien es cierto que nadie puede tener buen carácter sin tener buenas opiniones, es posible tener buenas opiniones sin tener buen carácter. Se pueden tener excelentes opiniones acerca de Dios sin que ello signifique que se lo ama o se desee servirle. Satanás es una prueba de ello.”
Gracias a la notable difusión de la Biblia que se ve hoy en día mucha gente tiene correctas opiniones, quizá más que nunca antes en la historia. Sin embargo me pregunto si hubo alguna vez un tiempo en que la temperatura espiritual estuvo en un grado tan bajo. En grandes sectores de la iglesia se ha perdido el arte de la verdadera adoración, y en su lugar han puesto una cosa extraña y espuria llamada “programa” Esta palabra ha salido del teatro y el circo, y se la aplica lamentablemente al tipo de servicios que hoy pasan por “adoración.”
La exposición sana y correcta de la Biblia es imperativa en la iglesia del Dios vivo. Sin ella ninguna iglesia puede ser una iglesia neotestamentaria en el estricto sentido del término. Pero dicha exposición puede hacerse de manera tal que deje a los oyentes vacíos de verdadero alimento espiritual. Las almas no se alimentan solo de palabras, sino con Dios mismo, y mientras los creyentes no encuentren a Dios en una experiencia personal, las verdades que escuchen no les harán ningún bien. Leer y enseñar la Biblia no es un fin en sí mismo, sino el medio para que lleguemos a conocer a Dios, y que podamos deleitarnos con su presencia y gustemos cuan dulce y grato es sentirle en el corazón”.
Fragmento tomado del Libro La Búsqueda de Dios de Aiden Wilson Tozer
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